jueves, 14 de mayo de 2009

LOS PLACERES PERDIDOS



LOS PLACERES PERDIDOS


Los placeres perdidos es un libro extraño por no decir muy loco, aunque la narración es amena pero luego de cierta información tiende a decaer la atención del lector a mi manera de ver por las diferentes historias narradas a lo largo de la novela ( La vida de Adolfo, las tías adoratrices, la meta del suicidio, la poeta lujuriosa, los sobrinitos, la tía culta. Etc) son muchas historias que se intercalan en la narración sin respetar hilación de ideas.

Se debe señalar particularmente el apeñuscamiento de acontecimientos en sólo un capitulo (Donde Adolfo halla y pierde el imán final, se enfrenta al gran arzobispo que quiere iniciarlo en los misterios de la Santísima Trinidad y termina felizmente acompañado entre sábanas de seda en Singapur)[1]. Aunque es entendible debido a la múltiple información que se da, creo que es aburrido para el lector.


Contrarrestando esto se encuentra la narración que aunque es amena tiene algo de “ Los pasos Perdidos”[2] respecto a la metaforización de realidades como por ejemplo:

“ Regreso acompañado por varios personajes: un fanático propulsor de las cruzadas, un frailecillo entre humilde y socarrón hallado en Las memorias de Casanova y un profeta que en tercera línea que en la Biblia apenas alcanzaba la gloria de un versículo corto “.[3]

Todo el imaginario utilizado a lude a otro lo analogiza para permitir que el lector no solo lea, comprenda e imagine sino que esa idea sea igual a la del lector y el medio es citar libros, datos anexos para lograr ese cometido.

El lenguaje ( trueque de letras, metáforas, invención de palabras y una nueva estética narrativa) es muy dado a lo surrealista En primer termino tenemos la dicotomía de la continuidad de la idea. Hay ciertas partes que dan la idea de retazos de muchos textos comprimidos en ese momento.

El segundo término es el trueque de letras a manera de jeringonza que colocan al lector en un punto enigmático de “ ¿ que será eso?” ( a mi me sucedió muchas veces, tan es así que muchas veces me senté a descomponer palabras a ver si le hallaba algún significado lógico) por ejemplo:


“ Ora veredes, barraganzuelas “[4]. Luego de leer y releer ese párrafo y el anterior asumí que eso diría ahora verán mujerzuelas. La utilización de este trueque y préstamo de letras representa no sólo un cambio narrativo sino de código y de expectativas al lector también un nuevo mundo de palabras que crean otro lenguaje.

En texto hace la función de los cuentos Borgianos “reproducen el mundo desde diferentes focos sincrónicamente, o sea diferentes visiones desde un mismo punto. En Borges con las figuras de: la biblioteca y los espejos y con Aguilera desde el punto del lenguaje, logrando así no sólo un texto semí-surrealista sino estéticamente extraño.

La creación de palabras es admirable. Admirable debido a que se entiende la palabra, se le da un significado efectivo sin alterar la interacción de frases ni de significados, haciendo del texto en conjunto bueno pero un poco difícil respecto a lo nombrado anteriormente.

La caracterización de los personajes no es de un orden normal, aunque se les caracteriza físicamente no es eso lo que pesa si no la valoración que el escritor le ha dado al texto por medio del desarrollo de la vida de los personajes, tan es así que el personaje principal “Adolfo” no pesa tanto por ser estudiante de música, guapo, culto y de un prodigio en conquistas.

Su verdadero carácter pesa en la idea de que quiere conseguir un piano cicla, que se enamora pero no conoce el amor y camina con un espejo al lado por que le encanta verse. Eso pesa más que las mismas cualidades que abruman pero en este momento no son importantes. La misma situación la presentaría los sobrinos “Tato y Lorena” que no llegan a ser identificados en si como niños sino como mujer y hombre enamorados de Adolfo.








Otro punto que llama la atención en está novela es que la inmoralidad y las taras sexuales se hacen pasar como cotidianas por su manejo narrativo. Tal es el caso de Adolfo con los sobrinitos.

Ahí hay una clara imagen de incesto sin embargo la narración, los acontecimientos y el manejo del personaje principal permite
que esa idea se presente pero se acepte lo que no pasa en ningún motivo con “ Alina suplicante”. En Los placeres perdidos lo importante no es la historia en sí, sino el lenguaje y su imaginario.

Se resalta el ingenio de la interacción de los diversos personajes y sus vidas con el hilo conductor de Adolfo, todos interactúan desde un mismo plano lo que no sucede por ejemplo en “ El Don de Juan” aquí existen varios personajes si, pero cada personaje tiene su espacio por ejemplo están los cinco embarazos de Carolina, cada embarazo es un capitulo donde interactúa solo el narrados, Juan y Carolina. En los placeres perdidos pueden interactuar siete personas al mismo tiempo con diferentes historias y no todas se verán conectadas entre si.

En conclusión el texto es excelente no sólo por su extrañeza también por el argumento y la narración. Me gusto, aunque pienso que no todo el mundo le llegaría a interesar debido a la múltiple información cultural, al juego de palabras y a la continuidad desordenada de las vidas allí planteadas.


PD:

· SE MERECE NO SÓLO UNA SEGUNDA LEIDA, MUCHAS MÁS SON DE ESOS TEXTOS QUE CADA VEZ QUE LO LEES ALGO NUEVO ENCUENTRAS.
· LA NARRACIÓN ES UNA BUENA GUÍA PARA IMITAR
· EL IMAGINARIO ES DELIRANTE, INGENIOSO.
· EXCELENTE ESCOGENCIA.
[1] Capitulo V.
[2] Alejo Carpentier
[3] página 91 primer parrafo.
[4] Página 40 primer parrafo.

1 comentario:

marco tulio aguilera dijo...

Gracias por el comentario a mi novela. Es inteligente y crítico. Un afectuoso saludo. Le invito a visitar mi blog
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