domingo, 10 de mayo de 2009

Fugaces los sonidos de la musica


Míseras y verdes las cabezas peludas cubren su tristeza con un manto hegemónico, mientras sus sueños se ven evaporados en los cuerpos que sublimes se encuentran desplazados en la dicha. Siendo atados a un pupitre de frustraciones enigmáticas llamadas por la espera.

A lo lejos…
Mujerzuelas danzarinas, se abalanzan con y hacia el sacrificio, segando en mis oídos las notas de tu aliento, naufragando tu cuerpo en el vino de mi vicio y originando de él pequeños riachuelos orgiásticos que de mi noche como sangre caliente, emanan placidos.

¿No te has dado cuenta aun? Mis bolsillos se han roto al tintinar de las monedas y de ellas, han brotado pequeñas mujeres desnudas, que como hadas huyen alcanzando grandes distancias.

Y luego vienes…Mujer de labios oscuros y fluidez inalcanzable a alimentarte de mis venas, consciente es mi sangre de tu presencia y mí segundo a segundo suena tic tac tic tac como los latidos de una bomba.

Guardado en mi pecho he cubierto mis frustraciones de grandezas sumidas en un punto sin retorno. Ilusa me digo a mi misma, que los pelos como fracción de vellos se debaten a muerte por la cáscara helada de tu piel.

Te he visto, deambulas intangible de espacio a espacio, a la espera de cazarme dormida. Acaricias tus brazos con mis manos y mis brazos con tus manos como si se tratara de colocarnos pieles de gallina.

¿Lo sientes? El Tun Tun Tun de los pasos…

¿Esperas aun hoy, extender mi mano a tu encuentro como signo fidedigno de postración por el tic tac menguado de tus besos?.

Haz sabido envenenar mi corazón curioso, que minúsculo como el más pequeño de los gusanos, se revuelca en la azúcar microscópica regocijándose en un singular cosquilleo de salivaciones eróticas.

¿Te gusta?

Que confuso es dejar que otro recorra nuestra fragilidad como gránulos de azúcar que son derretidos por mil y una lenguas, que como sabanas calientes abrazan el temor a convertirnos en amantes.

¡OH benditas ellas!!
Que tras una caricia guardan las huellas de nuestros cuerpos en sus papilas
Eternizando el sabor de lo inalcanzable…

¿Lo recuerdas o ya olvidaste los lagrimones tardíos?
Esos que salaron los rasguños de mis sueños
La varita de incienso, las bocanadas picantes de aire despierto
La canela, la nariz, el cuerpo… Las neuronas.
Esas últimas también han caído dulzonas ante la aniquilante imagen de tu cuerpo…